lunes, 26 de octubre de 2015

ESCUELA RAMON VINAY SEPULVEDA EN DEL BIOBÍO, CHILLÁN


Descripción detallada de ESCUELA RAMÓN VINAY SEPULVEDA:


Área: Urbana
Dependencia: Municipal
Sostenedor: Ilustre Municipalidad De Chillan
Escuela o aula hospitalaria: No
Enseñanzas:
Colegios Básicos
Colegios Básicos Para Adultos Con Oficios
Liceos Científico Humanistas De Adultos
Jardines Infantiles
Información de costos:
Pago mensual por alumno: No
Pago matrícula: No
Establecimiento con convenio de subvención escolar preferencial: No
Necesidades educativas especiales (NEE) vacantes:

NEE Permanentes:
Nee Permanentes Para Niños Con Discapacidad Intelectual Leve
Nee Permanentes Para Niños Con Discapacidad Intelectual Moderada
Nee Permanentes Para Niños Con Discapacidad Motora Moderada
Nee Permanentes Para Niños Con Trastornos Del Desarrollo

NEE Transitorias:
Nee Transitorias Para Niños Con Coeficiente Intelectual En Rango Limítrofe
Nee Transitorias Para Niños Con Dificultades Específicas Del Aprendizaje
Nee Transitorias Para Niños Con Tel Mixto
Nee Transitorias Para Niños Con Tda H

Educación Técnico Profesional:
Programas de formación DUAL: No
Oportunidades educativas:

Idiomas Educación Preescolar y Básica: Inglés
Idiomas Educación Media: Inglés
Incorporación de tecnología educativa: Elemental

Infraestructura educativa:
Biblioteca
Laboratorio de ciencias
Sala de computación con Internet
Sala audiovisual
Cancha de deportes
Gimnasio

Deportes:



Baby fútbol
Vóleibol
Básquetbol
Tenis de mesa





Actividades extra programáticas para alumnos:

Manualidades
Taller de música
Taller de ballet-danza
Taller de artes plásticas

Características de formación del establecimiento:

Religión: Laica
Énfasis del proyecto educativo:
Desarrollo integral

Programa de formación en:
Programa de orientación
Convivencia escolar
Prevención de drogas y alcohol
Educación de la sexualidad
Cuidado del Medio Ambiente
Promoción de la vida sana
Actividades de acción social

Apoyo al aprendizaje:
Reforzamiento en materias específicas
Psicopedagogo(a)
Psicólogo(a)
Orientador(a)

Necesidades educativas especiales (NEE) que incorpora:
Intelectual
Trastornos motores
Trastornos de comunicación y relación con el medio
Participación de padres, apoderados y alumnos:

Programa y actividades para padres y apoderados:
Taller Computación

Direcciones y formas de contactarse:
Teléfono: 229620
Mail / correo electrónico: jezersd@hotmail.com
Sitio Web, pagina oficial del establecimiento educativo:

Dirección del establecimiento:
Humapalca 1960, Villa Abel Jarpa Valljos, DEL BIOBÍO, CHILLÁN.

Ramón Vinay. Un análisis vocal

156+Por Gonzalo Cuadra

"Ha habido voces mejores que la mía, pero yo
tengo en mí un actor y la inflexión en las palabras
cuando cantaba. Para aprender eso hay que dedicarle
horas y más horas",


I. INTRODUCCIÓN

Ramón Vinay I


El surgimiento de Ramón Vinay como gran figura de la lírica mundial en la época posterior a la segunda guerra mundial, hay que entenderlo a la luz del momento cultural.
Es la época precisa en que conceptos como "artisticidad" e in tereses como la actuación o la trascendencia de la interpretación se abrían paso de la mano de la opinión crítica, igualando o incluso, a veces, desplazando al vocalismo puro y la técnica perfecta como objetivo final en un cantante. Por vocalismo y técnica perfecta no me estoy refiriendo solamente a la capacidad de emitir un canto de alta pericia virtuosística (representado a comienzos de siglo XX por la escuela napolitana, la escuela de canto Marchesi, la de sopranos coloratura de la penísula ibérica o por cantantes como Bonci o McCormack), sino además a la capacidad de encarar sin problemas vocales y por muchos años, repertorio del siglo XIX tardío y siglo XX italiano: Pertile, Martinelli, Lauri Volpi, Melchior, Lorenz,
Zanatello, Merli, todos tenores del primer tercio del siglo XX y de los cuales Vinay heredará el repertorio. Sin juzgar si sus voces eran o no de calidad, tuvieron una técnica resuelta, con mucho menos problemas vocales que la generación posterior.
Lo anterior también puede ser visto como un gran retroceso desde el punto de vista técnico vocal: habrá un mayor énfasis en el "artista", pero cada vez se tendrá menos cantantes "perfectos" vocalmente.
A esto se suma el hecho de que se vivía la época siguiente al naturalismo en la ópera (período en que se acuñó definitivamente el término de "cantante-actor";
bástese recordar los fenómenos de Scotti o Chaliapin), imponiéndose un tipo de personificación cercana a la realidad, o por lo menos más empática con el público, mucho más al día en cuanto a técnicas de actuación. Por tanto, es la época del surgimiento del regisseur, el que sumado a los cantantes y director de orquesta, será responsable del espectáculo como un todo "integral".
Todo esto convertirá el mundo de la lírica en el terreno propicio para ver nacer los fenómenos de María Callas, Tito Gobbi, Astrid Varnay, Magda Olivero,Nicola Rossi Lemeni o Ramón Vinay.


Los Peores (III): Ramón Vinay

Los Peores (III)


Ramón Vinay empezó a cantar en la cuerda de barítono pero alguien le sugirió elegir entre "Una carrera normal de veinticinco años como barítono o una gran carrera de diez como tenor". Según parece, el cambio de tesitura no le suscitó ninguna otra reflexión. El instrumento que fabricó podía calificarse de acéfalo, en tanto que el paso hacia el extremo superior ignoraba cualquier tipo de recogimiento del sonido y consistía simplemente en una chapucera prolongación del registro medio baritonal. Naturalmente lo que resultaba era el típico timbre fibroso y opaco, carente del metal que uno asocia a un tenor heroico, pero con la demagógica componente de esfuerzo que en los años 50 pasaba por "dramática" y "verosímil". En sus grabaciones uno escucha, simplemente, al típico cantante verista que abomba a toda costa el centro para obtener más volumen y expulsa grandes cantidades de aire con escaso valor musical.

La falsilla del actor-cantante consagrado por el verismo la rellenó nuestro hombre con el repertorio habitual de sollozos que sustituían la verdadera mezzavoce (es angustioso el conato de asfixia que se le percibe cuando intentaba cantar piano), la dicción estentórea y distorsionada a falta de verdadero legato y la intolerable falta de mesura de quien practica una entrega al límite en cualquier situación, lo requiera o no.

Vinay completó su carrera de un modo más bien oscuro durante los años 60, una vez la falta de técnica se hubo cobrado su prevaricada extensión de tenor y debió regresar a la cuerda de barítono. De los derroteros de su actividad artística son muestra una demencial aparición - ¿habrá registro? - como Dottore Bartolo en el MET (1966) y el triste epílogo (ya en teoría retirado) de un inenarrable Gran Inquisidor en la Severance Hall de Cleveland (1971)

Lo cierto es que el hecho haber protagonizado la grabación de "Otello" de Toscanini le sigue proporcionando prestigio a Vinay. Un prestigio que tiende a evaporarse al escuchar este registro, catálogo de las limitaciones y cambalaches del cantante y paradigma de la escuela que reduce al complejo personaje a un montón vociferante de vísceras. Sobre la elección del maestrissimo se pronunciaba el siempre malévoloLauri-Volpi: "Toscanini era así. Si era necesario hacía cantar hasta a las piedras. Y las piedras, bajo su dirección, cantaban. Y cantaban bien. Pero cuando él se ausentaba, aquellas piedras volvían a ser a menudo insensibles piedras". El paso por Bayreuth también le ha proporcionado cierto crédito como Heldentenor. En "Conversations with von Karajan", Richard Osborne saca a colación el Tristán que cantó allí en 1952 bajo la dirección del salzburgués. El Maestro despacha la cuestión de forma lapidaria: "Vickers era mucho mejor".
Ramón Vinay empezó a cantar en la cuerda de barítono pero alguien le sugirió elegir entre "Una carrera normal de veinticinco años como barítono o una gran carrera de diez como tenor". Según parece, el cambio de tesitura no le suscitó ninguna otra reflexión. El instrumento que fabricó podía calificarse de acéfalo, en tanto que el paso hacia el extremo superior ignoraba cualquier tipo de recogimiento del sonido y consistía simplemente en una chapucera prolongación del registro medio baritonal. Naturalmente lo que resultaba era el típico timbre fibroso y opaco, carente del metal que uno asocia a un tenor heroico, pero con la demagógica componente de esfuerzo que en los años 50 pasaba por "dramática" y "verosímil". En sus grabaciones uno escucha, simplemente, al típico cantante verista que abomba a toda costa el centro para obtener más volumen y expulsa grandes cantidades de aire con escaso valor musical.

La falsilla del actor-cantante consagrado por el verismo la rellenó nuestro hombre con el repertorio habitual de sollozos que sustituían la verdadera mezzavoce (es angustioso el conato de asfixia que se le percibe cuando intentaba cantar piano), la dicción estentórea y distorsionada a falta de verdadero legato y la intolerable falta de mesura de quien practica una entrega al límite en cualquier situación, lo requiera o no.

Vinay completó su carrera de un modo más bien oscuro durante los años 60, una vez la falta de técnica se hubo cobrado su prevaricada extensión de tenor y debió regresar a la cuerda de barítono. De los derroteros de su actividad artística son muestra una demencial aparición - ¿habrá registro? - como Dottore Bartolo en el MET (1966) y el triste epílogo (ya en teoría retirado) de un inenarrable Gran Inquisidor en la Severance Hall de Cleveland (1971)

Lo cierto es que el hecho haber protagonizado la grabación de "Otello" de Toscanini le sigue proporcionando prestigio a Vinay. Un prestigio que tiende a evaporarse al escuchar este registro, catálogo de las limitaciones y cambalaches del cantante y paradigma de la escuela que reduce al complejo personaje a un montón vociferante de vísceras. Sobre la elección del maestrissimo se pronunciaba el siempre malévoloLauri-Volpi: "Toscanini era así. Si era necesario hacía cantar hasta a las piedras. Y las piedras, bajo su dirección, cantaban. Y cantaban bien. Pero cuando él se ausentaba, aquellas piedras volvían a ser a menudo insensibles piedras". El paso por Bayreuth también le ha proporcionado cierto crédito como Heldentenor. En "Conversations with von Karajan", Richard Osborne saca a colación el Tristán que cantó allí en 1952 bajo la dirección del salzburgués. El Maestro despacha la cuestión de forma lapidaria: "Vickers era mucho mejor".
Ramón Vinay empezó a cantar en la cuerda de barítono pero alguien le sugirió elegir entre "Una carrera normal de veinticinco años como barítono o una gran carrera de diez como tenor". Según parece, el cambio de tesitura no le suscitó ninguna otra reflexión. El instrumento que fabricó podía calificarse de acéfalo, en tanto que el paso hacia el extremo superior ignoraba cualquier tipo de recogimiento del sonido y consistía simplemente en una chapucera prolongación del registro medio baritonal. Naturalmente lo que resultaba era el típico timbre fibroso y opaco, carente del metal que uno asocia a un tenor heroico, pero con la demagógica componente de esfuerzo que en los años 50 pasaba por "dramática" y "verosímil". En sus grabaciones uno escucha, simplemente, al típico cantante verista que abomba a toda costa el centro para obtener más volumen y expulsa grandes cantidades de aire con escaso valor musical.

La falsilla del actor-cantante consagrado por el verismo la rellenó nuestro hombre con el repertorio habitual de sollozos que sustituían la verdadera mezzavoce (es angustioso el conato de asfixia que se le percibe cuando intentaba cantar piano), la dicción estentórea y distorsionada a falta de verdadero legato y la intolerable falta de mesura de quien practica una entrega al límite en cualquier situación, lo requiera o no.

Vinay completó su carrera de un modo más bien oscuro durante los años 60, una vez la falta de técnica se hubo cobrado su prevaricada extensión de tenor y debió regresar a la cuerda de barítono. De los derroteros de su actividad artística son muestra una demencial aparición - ¿habrá registro? - como Dottore Bartolo en el MET (1966) y el triste epílogo (ya en teoría retirado) de un inenarrable Gran Inquisidor en la Severance Hall de Cleveland (1971)

Lo cierto es que el hecho haber protagonizado la grabación de "Otello" de Toscanini le sigue proporcionando prestigio a Vinay. Un prestigio que tiende a evaporarse al escuchar este registro, catálogo de las limitaciones y cambalaches del cantante y paradigma de la escuela que reduce al complejo personaje a un montón vociferante de vísceras. Sobre la elección del maestrissimo se pronunciaba el siempre malévoloLauri-Volpi: "Toscanini era así. Si era necesario hacía cantar hasta a las piedras. Y las piedras, bajo su dirección, cantaban. Y cantaban bien. Pero cuando él se ausentaba, aquellas piedras volvían a ser a menudo insensibles piedras". El paso por Bayreuth también le ha proporcionado cierto crédito como Heldentenor. En "Conversations with von Karajan", Richard Osborne saca a colación el Tristán que cantó allí en 1952 bajo la dirección del salzburgués. El Maestro despacha la cuestión de forma lapidaria: "Vickers era mucho mejor".

lunes, 19 de octubre de 2015

homenaje a Ramón Vinay

Rinden homenaje a Ramón Vinay por el aniversario 104

 de su natalicio

Hoy se cumplieron 104 años desde que Chillán trajo al mundo a Ramón Vinay, la primera voz de exportación de  la lírica nacional y dueño de una trayectoria que hasta hoy continúa inigualada.

Por eso la ciudad celebró esta mañana un nuevo natalicio del “Otelo Inmortal” en el Patio de los Artistas del Cementerio Municipal. Allí, el alcalde Zarzar , diversas autoridades y los estudiantes de la Escuela que lleva el nombre de la gran voz chillaneja, rindieron sus respetos a la tumba del maestro que en vida se granjeo la admiración del mundo artístico especializado por su talento y también el respeto de sus coterráneos por su carácter bonachón y sencillez.

 “Vinay vivirá para siempre en Chillán” señaló el alcalde Zarzar en sus palabras que destacaron la carrera tenor y barítono nacido frente al Mercado, específicamenteen calle Arturo Prat, o Talcahuano, como se le llamaba a principios del siglo XX. La autoridad hizo un llamado a perpetuar la memoria de la gran voz y a continuar reconociendo su legado mundialmente reconocido.

 Esta tarde, a partir de las 19.30 horas y en el auditorio Lázaro Cárdenas, la ciudad recordará al maestro con un concierto lírico que ofrecerán la soprano Pamela Flores y el tenor Gonzalo Tomckowlack.

Biografia de Ramón Vinay


Ramón Mario Francisco Vinay Sepúlveda (Chillán, Región del Biobío; 31 de agosto de 1911 Puebla, México; 4 de enero de 1996) fue un cantante deópera chileno, tenor y barítono de prestigio internacional.

Biografía

Fue hijo de Jean Vinay Robert y de Rosa Sepúlveda. Se educó en Francia para luego emigrar a México, donde estudió canto con el maestro José Pierson. Debutó como barítono en la ópera La favorita en 1931. Posteriormente, debutó como tenor en la ópera Carmen en 1943.

En 1945 debutó en Nueva York (Estados Unidos), en el City Center Opera, continuando en 1946 su carrera en el Metropolitan Opera House. En 1947 realizó una gira por Europa, cantando en La Scala de Milán,1Verona, Londres y Salzburgo. Entre 1952 y 1957, cantó en Bayreuth (Alemania) conocidas óperas wagnerianas. Cantó también en París, Viena y Buenos Aires.

El personaje de Otelo en la ópera homónima fue el gran papel de su vida.1Su última actuación la hizo en su país, Chile, en el Teatro Municipal de Santiago en 1969. Colaboró como director escénico y director de dicho teatro hasta 1972.

Vinay falleció en Puebla de Zaragoza (estado mexicano de Puebla) el 4 de enero de 1996. Sus restos están sepultados en el Paseo de los Artistas delCementerio Municipal de Chillán, junto a otros reconocidos artistas chillanejos, tales como Claudio Arrau, Marta Colvin, Lalo Parra y Gonzalo Rojas.